Marruecos en el siglo XVIII
En el siglo XVIII, la dinastía que reinaba en Marruecos era la Alauí.Esta dinastía reinó y se hizo respetar por dos motivos relevantes:
A partir de este siglo lucharon contra la anarquía y los particularismos regionales.
Otra razón muy importante fue el hecho de que los miembros de esta dinastía se consideraban descendientes del profeta Mohammed, lo que les otorgaba un estatuto honorable conforme a su linaje.
Escudo Alauí |
Con Muley Ismail se consolidó el Estado centralizado y el poder de los alauitas mediante el terror en el siglo XVIII. En 1727 a su muerte comenzó un periodo de anarquía política, el cual tuvo una duración de 30 años.
Muley Ismail |
Durante este tiempo diversas tribus se rebelaron, el ejercito saqueaba y organizaba revueltas.
En resumen, el pueblo se había desentendido de su entonces sultán, Mulay Abdellah.
El norte de Marruecos se vio especialmente afectado,
mientras que el sur del país seguía siendo fiel a la dinastía Alauí.
Mohammed III |
Mohammed, el siguiente sultán, logró un tiempo de paz y restableció el orden en Marruecos.Él era un monarca ilustrado, ya que estaba abierto al conocimiento de otros pueblos. También orientó la política hacia la modernización. Uno de sus mayores logros fue que abrió Marruecos al comercio europeo, lo que se vio facilitado con la creación de nuevos puertos.
El país más favorecido por esta apertura del comercio fue Francia. Gran Bretaña, por otra parte, se vio relativamente desfavorecido, ya que había monopolizado el comercio con Marruecos.
Moneda del siglo XVIII |
En la segunda mitad del siglo XVIII, el comercio marroquí alcanzó una gran prosperidad. La cantidad y variedad de los productos importados y exportados aumentó.
No obstante, se encontró algunos obstáculos durante este desarrollo. Uno de ellos fue la grave sequía y la epidemia de peste, las cuales causaron la inminente muerte de un número considerable de la población y varios desplazamientos al norte del país.
Otro obstáculo considerado de gran importancia durante
este periodo fue, como en muchas monarquías existentes, la lucha de poderes por
el trono.
Las relaciones hispano-marroquíes dieron también mucho de que hablar durante el siglo XVIII.
Considerando que Marruecos tenía al principio del siglo escaso contacto con los grandes poderes en Europa, a finales del siglo esta situación mejoró. Sidi Mohamed solicitó a Carlos III la apertura de negociaciones para el intercambio de cautivos. Así, en 1767, se firmó un tratado en el cual los dos reinos establecieron relaciones amistosas, la libertad de navegación, la pesca y el comercio a lo largo de las respectivas costas. Entre otro de los acuerdos, también figuro la libre disposición de arsenales españoles para la reparación de los barcos marroquíes.
A finales del siglo, España abrió consulados en Tánger, Larache y Tetuán.
Otro aspecto importante fue que en 1789, el reino español, llegó a conseguir el monopolio del puerto de Casablanca.
Las relaciones hispano-marroquíes dieron también mucho de que hablar durante el siglo XVIII.
Considerando que Marruecos tenía al principio del siglo escaso contacto con los grandes poderes en Europa, a finales del siglo esta situación mejoró. Sidi Mohamed solicitó a Carlos III la apertura de negociaciones para el intercambio de cautivos. Así, en 1767, se firmó un tratado en el cual los dos reinos establecieron relaciones amistosas, la libertad de navegación, la pesca y el comercio a lo largo de las respectivas costas. Entre otro de los acuerdos, también figuro la libre disposición de arsenales españoles para la reparación de los barcos marroquíes.
Tánger |
A finales del siglo, España abrió consulados en Tánger, Larache y Tetuán.
Otro aspecto importante fue que en 1789, el reino español, llegó a conseguir el monopolio del puerto de Casablanca.
Prosiguiendo con las relaciones en Europa, la relación con Génova se puede considerar también significativa.
Ya que se llevaron a cabo entre ellos intercambios comerciales y se proporciono ayuda técnica de los genoveses al sultán Sidi Mohammed, esto conllevaba a un buen entendimiento entre estos dos países.
En uno de los tratados que se firmaron entre ellos, destacó el tratado en el que se establecen las modalidades y condiciones para la liberación de los cautivos.
Al firmar el tratado, Sidi Mohammed pretendía establecer un mecanismo diplomático y jurídico aceptable para todas las naciones europeas que sufrían los efectos del corso y la piratería. Para esto, el sultán envió embajadas a Europa con el propósito de entablar negociaciones para el rescate de cautivos.
En Génova se acogió al embajador de Marruecos y se aceptaron las peticiones que él les hizo en cuanto a armamento y reparación de barcos. A cambio, el sultán permitió a comerciantes genoveses importar, durante seis meses, trigo marroquí desde los puertos de Modagor y Casablanca, sin pagar aranceles.
Concluyendo, se considera que en la segunda mitad del siglo XVIII, Génova ocupaba un lugar ciertamente priviligiado en las relaciones de Marruecos con el mundo cristiano.
Por último, un dato interesante del siglo y teniendo en cuenta a otro continente, fue el hecho de que Marruecos haya sido el primer país que reconoció a los Estados Unidos de América y permitió que estableciera la primera embajada estadounidense del mundo en su territorio.
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