Imperio Ruso y Europa
Napoleón
invadiría Rusia en 1812. El comandante estaba seguro de su triunfo,
pero no contaba con la resistencia de los rusos, el invierno en sus
tierras, y la política de tierra quemada (destruir todo lo que
pudiera ser útil para el enemigo), que les acabaría conduciendo a
una eminente derrota.
Después
de este triunfo por parte de los rusos, se reconocía a Alejandro I
como el salvador de Europa. El papel del zar en el Congreso de Viena,
donde se hizo con parte de Polonia, Finlandia y Besarabia, fue clave
y aseguró la influencia rusa en Europa.
Situación interna
antes de la guerra
El
zar Alejandro I moriría el 1 de diciembre de 1825, dejando paso a su
sucesor Nicolás I.
Economía:
Se explotó a los siervos con el fin de aumentar la producción de
trigo, hecho que se consiguió en buena medida. Sin embargo, la
economía rusa no gozaba de una gran situación, y tenía un gran
dilema: si se quería desarrollo, había que liberar a los siervos y
aceptar lo que eso conllevaba (cambiar el modelo de producción
feudal, en crisis, por el modelo de producción capitalista, en
auge).
Aún
sabiendo esto, Nicolás I no se atrevió a hacer ninguna reforma.
Comercio:
El comercio exterior fue lo único que no experimentó crisis, ya que
la balanza comercial fue positiva. Sin embargo, los transportes
deficientes y la situación monetaria (la circulación de moneda era
abundante en ciudades, pero nula en el campo) hicieron que el
comercio interior apenas estuviera desarrollado.
Industria:
Rusia practicaba el proteccionismo, por lo que muchos talleres se
acabaron transformando en fábricas al querer hacer competencia a los
productos extranjeros.
Débil
sistema de transportes:
Por ese entonces, el transporte en Rusia era medieval: vela, remo y
carreta. Mientras las líneas de ferrocarril ya cubrían gran parte
de Europa, en Rusia, el zar se mostraba negativo a su explotación.
La primera línea (S.Petersburgo - Pavlosk) sería solo inaugurada en
1839.
Sociedad:
La población era totalmente rural (solo 6 de cada 100 vivían en
ciudades), y vivía sometida a la nobleza territorial y al Estado. El
proceso era el siguiente: El Estado adjudicaba campesinos a un
terrateniente, y este disponía plenamente de ellos a cambio de que
vigilase que pagaran sus impuestos.
Desarrollo
de ideas abolicionistas:
Hartos de su situación, los campesinos empezaron a sublevarse. Por
otro lado, los intelectuales se dividieron en 2 grupos: Los
eslavófilos, que se mostraban negativos al capitalismo y querían la
vuelta a los tiempos anteriores a Pedro el grande, y los
occidentalistas, nobles progresistas que veían como Europa se
desarrollaba mientras Rusia se quedaba anclada en el feudalismo.
Imperio Ruso y Guerra
de Crimea
Unos
10 años antes de la guerra, el rechazo hacia el Imperio Ruso en
Europa aumentó, incluso por parte de los griegos, a los que habían
ayudado a conseguir su independencia. En la prensa occidental se
destacaba el deseo de Rusia de hacerse con Constantinopla, pero en
realidad, este no era el principal objetivo del zar.
Nicolás
I quería asegurar sus fronteras del sur, garantizar su influencia en
los Balcanes, y lo más importante de todo: establecer el control
bajo los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, con gran
importancia militar y económica.
Después
de haber conseguido la hegemonía naval tanto en el Mar Negro como en
el Báltico, a Rusia solo le faltaba un acceso al Mediterráneo, lo
que conseguiría al arrebatar los estrechos del Bósforo y los
Dardanelos a los turcos.
A
pesar de que estas eran las verdaderas causas, la disculpa del ataque
fue religiosa: El zar exigió que Turquía reconociera el
protectorado ruso sobre los pueblos ortodoxos dentro de su
territorio, pero el sultán se negó y Nicolás I declaró la guerra.
El
zar tenía claro que los turcos se negarían, pero este riesgo estaba
calculado: quería la guerra porque estaba seguro de que la ganaría,
y de que las demás potencias no participarían. Pero Gran Bretaña y
Francia no se podían permitir el triunfo de Rusia debido, sobre
todo, a sus intereses con colonias africanas y Oriente Medio.
Además,
al declarar la guerra, el zar tampoco tuvo en cuenta la mala
situación interior del país.
El
descontento era general, sobre todo por parte de los comerciantes
rusos, ya que, debido al proteccionismo que se practicaba allí, Gran
Bretaña había pasado a comprar cereales a Turquía, Valaquia y
Moldavia. A esto se le sumó la mala infraestructura del país, la
necesidad de unas comunicaciones modernas, lo que se notó sobre todo
cuando Austria entró en la guerra: el zar tenía un gran ejército,
pero no lo podía movilizar debido a la falta de ferrocarriles.
Como
consecuencia, los sitiados en Sebastopol no pudieron resistir más
sin refuerzos y después de un año, los aliados se hicieron con él.
Nikolai
I moriría poco antes de acabar la guerra, y su sucesor, Alejandro
II, fue el que tuvo que firmar la paz. La
cláusula más gravosa para Rusia de los Cuatro Puntos de Viena era
el establecimiento de la neutralidad del Mar Negro, lo que les
incapacitaba a mantener una flota en esas cálidas aguas (muy
importante para los rusos teniendo en cuenta el estado de sus aguas
la mayor parte del año debido a la climatología).
Además,
se perdió la
hegemonía, muy ligada a la industria y capacidad militar, en lo que
destacaban Francia y G.Bretaña.
Situación
después de la guerra
El
nuevo zar, Alejandro II, tenía otros planes para su política, y
finalmente, decidió acabar con el feudalismo.
La
primera medida que llevó a cabo fue el establecimiento del servicio
militar obligatorio, lo que significaba la igualdad de todos los
ciudadanos, y con ello, la abolición de la servidumbre.
Otra
medida importante fue la modernización de algunas instituciones: Se
consiguió una mayor autonomía local estableciendo los Zemstvos,
unas asambleas dedicadas a recoger impuestos, mantener en buen estado
las carreteras, aspectos sanitarios e instrucción pública entre
otras cosas.
También
se debe destacar la mayor libertad que se otorgó a las
universidades, ya que ahora había autonomía para elegir al rector y
decano. Pero lo más importante fue la incorporación de hijos de
funcionarios y campesinos a los estudios universitarios, hasta ese
entonces, solo accesibles para los nobles.
Aunque
el capitalismo se comenzó a desarrollar en libertad, y hubo un
pequeño impulso económico gracias a la construcción de
ferrocarriles y la producción de petróleo, en el campo social la
modernización no llegó muy lejos por los importantes restos de
feudalismo que quedaban.
Bibliografía:
Rusia en el siglo XIX. Enrique Bienzobas Castaño.
Las relaciones internacionales en el ámbito europeo hasta 1914. Carmen Cortés Salinas.
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