Los monarcas de la España del siglo
XVII se caracterizaron por un nuevo estilo de gobierno que consiguió
perfeccionar el autoritarismo regio: el valimiento.
Los validos, que normalmente
pertenecían a la alta nobleza o al alto clero, actuaban como una
especie de primer ministro con plenitud de poderes. Es decir, tomaban
las decisiones en nombre del rey. Este sistema beneficiaba
enormemente al monarca, ya que nunca se le podía culpar de
decisiones erróneas al no haberlas tomado él.
El valimiento no fue exclusivo de
España. Ejemplos de ello se dan en Inglaterra, con el duque de
Buckingham, o en Francia, con el cardenal Mazarino.
Por Pax Hispánica se entiende parte
del período en el que la monarquía hispánica tuvo la hegemonía
mundial. Coincide con el reinado de Felipe III y su valido el duque
de Lerma.
A diferencia de su padre, Felipe III,
no tenía un gran interés por la política. Su valido más conocido
fue el duque de Lerma, caracterizado por su excesiva ambición
(aprovecharía su poder,entre otras cosas, para colocar en
diferentes cargos a familia y amigos).
El período en el que reinó Felipe III
destaca por la interrupción de los conflictos bélicos: tras un
siglo de guerras, el agotamiento de la monarquía española hizo que
se llegara a treguas con los enemigos y se diera el pacifismo (hecho
que cambiaría con el reinado de Felipe IV).
Política exterior
En 1604 se firmó la Paz de Londres. En
este tratado, redactado en inglés, castellano y latín, Jacobo I se
comprometía a negar todo tipo de ayuda a los rebeldes de Holanda,
además de asegurar la entrada de los barcos españoles a los puertos
ingleses.
Inglaterra, por su parte, conseguía
libertad comercial.
Felipe III había estado intentando
llegar a un acuerdo con las Provincias Unidas desde 1600, pero los
holandeses se negaban debido a que la situación en la que se
encontraban no era mala.
Las hostilidades entre la monarquía
hispánica y las Provincidas Unidas continuarían hasta 1609, cuando
se firmó la Tregua de los doce años (o tregua de Amberes).
A ambas potencias les convenía firmar
el tratado, ya que, por un lado, Holanda había perdido el apoyo de
Inglaterra y Francia, lo que restaba sus posibilidades de
''victoria'', y, por otro lado, España tenía que centrar la mayor
parte de sus esfuerzos económicos y militares en las amenazas que
suponían los berberiscos del Mediterráneo.
Serían las Provincias Unidas las que
saldrían más beneficiadas con dicho tratado, ya que se acordó que
los españoles no entorpecerían su comercio con Europa, podrían,
también, comerciar en las Indias, y, además, los calvinistas no
reconocerían la libertad religiosa a los católicos.
Política interior
El haber llegado a acuerdos con los que
se consideraban herejes, hizo que Felipe III perdiera prestigio, así
que el monarca intentó reforzar el catolicismo con la expulsión de
los moriscos de la península.
Esto no resultaría fácil, ya que la
nobleza se negaba a perderles al ser una mano de obra eficaz y
barata. Con el fin de contentarles, Felipe III acordó en dejarles
todos los bienes de los expulsados.
Sin embargo, la pérdida de los
moriscos tendría más efectos negativos que positivos: la cantidad
de mano de obra perdida llevó al declive económico (obviamente, los
bienes de los moriscos no compensaron lo que suponía tenerles como
mano de obra) y además, muchos de ellos se convirtieron en piratas,
lo que supuso un aumento de sus enemigos y de la amenaza que esto
conllevaba.
Historia de España: El siglo de Oro (Austrias menores: Felipe III, Felipe
IV y Carlos II)
Fuentes: Wikipedia
José Luis Comellas: Historia de España Moderna y Contemporánea
José Luis Comellas: Historia de España Moderna y Contemporánea
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