miércoles, 20 de marzo de 2013

Felipe III

Los monarcas de la España del siglo XVII se caracterizaron por un nuevo estilo de gobierno que consiguió perfeccionar el autoritarismo regio: el valimiento.
Los validos, que normalmente pertenecían a la alta nobleza o al alto clero, actuaban como una especie de primer ministro con plenitud de poderes. Es decir, tomaban las decisiones en nombre del rey. Este sistema beneficiaba enormemente al monarca, ya que nunca se le podía culpar de decisiones erróneas al no haberlas tomado él.
El valimiento no fue exclusivo de España. Ejemplos de ello se dan en Inglaterra, con el duque de Buckingham, o en Francia, con el cardenal Mazarino.

Por Pax Hispánica se entiende parte del período en el que la monarquía hispánica tuvo la hegemonía mundial. Coincide con el reinado de Felipe III y su valido el duque de Lerma.
A diferencia de su padre, Felipe III, no tenía un gran interés por la política. Su valido más conocido fue el duque de Lerma, caracterizado por su excesiva ambición (aprovecharía su poder,entre otras cosas, para colocar en diferentes cargos a familia y amigos).


El período en el que reinó Felipe III destaca por la interrupción de los conflictos bélicos: tras un siglo de guerras, el agotamiento de la monarquía española hizo que se llegara a treguas con los enemigos y se diera el pacifismo (hecho que cambiaría con el reinado de Felipe IV).

Política exterior

En 1604 se firmó la Paz de Londres. En este tratado, redactado en inglés, castellano y latín, Jacobo I se comprometía a negar todo tipo de ayuda a los rebeldes de Holanda, además de asegurar la entrada de los barcos españoles a los puertos ingleses.
Inglaterra, por su parte, conseguía libertad comercial.

Felipe III había estado intentando llegar a un acuerdo con las Provincias Unidas desde 1600, pero los holandeses se negaban debido a que la situación en la que se encontraban no era mala.
Las hostilidades entre la monarquía hispánica y las Provincidas Unidas continuarían hasta 1609, cuando se firmó la Tregua de los doce años (o tregua de Amberes).
A ambas potencias les convenía firmar el tratado, ya que, por un lado, Holanda había perdido el apoyo de Inglaterra y Francia, lo que restaba sus posibilidades de ''victoria'', y, por otro lado, España tenía que centrar la mayor parte de sus esfuerzos económicos y militares en las amenazas que suponían los berberiscos del Mediterráneo.
Serían las Provincias Unidas las que saldrían más beneficiadas con dicho tratado, ya que se acordó que los españoles no entorpecerían su comercio con Europa, podrían, también, comerciar en las Indias, y, además, los calvinistas no reconocerían la libertad religiosa a los católicos.



Política interior

El haber llegado a acuerdos con los que se consideraban herejes, hizo que Felipe III perdiera prestigio, así que el monarca intentó reforzar el catolicismo con la expulsión de los moriscos de la península.
Esto no resultaría fácil, ya que la nobleza se negaba a perderles al ser una mano de obra eficaz y barata. Con el fin de contentarles, Felipe III acordó en dejarles todos los bienes de los expulsados.



Sin embargo, la pérdida de los moriscos tendría más efectos negativos que positivos: la cantidad de mano de obra perdida llevó al declive económico (obviamente, los bienes de los moriscos no compensaron lo que suponía tenerles como mano de obra) y además, muchos de ellos se convirtieron en piratas, lo que supuso un aumento de sus enemigos y de la amenaza que esto conllevaba.


             Historia de España: El siglo de Oro (Austrias menores: Felipe III, Felipe IV y Carlos II)




Fuentes: Wikipedia
José Luis Comellas: Historia de España Moderna y Contemporánea

miércoles, 13 de marzo de 2013

Juana I "La Loca"


 Juana nació en Toledo en 1479. Era la tercera hija de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, por lo que nunca se pensó en ella como posible heredera. Esto se ve en la educación que recibió, ya que fue educada como mujer de la Corte (comportamiento religioso, urbanidad, buenas maneras, danza, música, entrenamiento como amazona, conocimiento de latín y francés…) pero no para gobernar. Se trataba de una educación más basada en la obediencia que en el gobierno. Esto quedaba también reflejado en el manejo de su casa y, por tanto, de su ambiente inmediato (personal religioso, administrativo, etc.), los cuales estaban totalmente dominados por sus padres. Sin embargo, sucedía todo lo contrario con su hermano don Juan de Aragón (1478-1497), el cual se hizo cargo de su casa y demás posesiones como entrenamiento para el futuro gobierno del Reino.

En 1496, obedeciendo al plan estratégico y político de los Reyes Católicos de reforzar lazos con el Sacro Imperio para así conseguir cercar más el territorio francés, Juana partirá desde la playa de Laredo hacia Flandes para desposarse con el Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Bravante, Limburgo y Luxemburgo, Felipe, apodado “El Hermoso”, hijo de Maximiliano I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Partió en una flota genovesa, y en el viaje hubo varios contratiempos, llegando a hundirse una de las carracas de la flota, que transportaba a 700 hombres y varias pertenencias de Juana. Una vez que llegó a su destino, Juana no fue recibida por su prometido, debido a que había consejeros francófilos que consideraban más conveniente una alianza con Francia que con Castilla, y todavía creían poder convencer a Maximiliano de ello. Pero finalmente, el 20 de Octubre de 1496, Juana y Felipe se casaron en Lierre, en la iglesia de San Gumaro. Juana se encontró con que el ambiente de la Corte Flamenca era muy distinto al de la Corte Castellana, ya que esta primera se caracterizaba por ser desinhibida, individualista, festiva y opulenta, mientras que la castellana era una Corte sobria, religiosa y familiar. Esto pudo ser uno de los motivos de su comportamiento “fuera de lo normal”. Además, aunque desde el principio existió una gran atracción entre Juana y Felipe, este continuó con su actitud conquistadora y con sus devaneos con las damas de la Corte, lo que provocó en Juana una actitud celosa compulsiva y enfrentamientos constantes con su esposo, ya que no aceptaba su infidelidad. No obstante, del matrimonio nacerán 6 hijos: Leonor, Carlos, Isabel, Fernando, María y Catalina.
Tras la muerte de sus hermanos Juan (1497) e Isabel (1498), al igual que su sobrino Miguel (1500), Juana se convierte en heredera a la Corona de Castilla. Isabel I, en su testamento, lega la Corona a Juana, pero previendo un posible intento de Felipe por hacerse con el trono, añade una cláusula que decía que si a Juana le sucede algo o se ve incapacitada, la herencia del Reino pasaría a manos de Fernando de Aragón hasta la mayoría de edad de su nieto Carlos.

En 1502, Juana y Felipe llegaron a Fuenterrabía donde fueron jurados Príncipes de Asturias en Toledo y Príncipes de Gerona en Aragón. Llegará un momento en el que Felipe partirá a Flandes alegando un “cierto desgobierno” en sus estados, permaneciendo Juana en Castilla. Pero pronto Juana, a pesar de su estado tras haber dado a luz a su cuarto hijo en 1503, decide ir tras su esposo, cosa que su madre impedirá. Desde ese momento se incrementarán los episodios de locura de Juana, que culpa a su madre de mantenerla alejada de Felipe. Su enfermedad mental se convertirá así, en un elemento a vigilar, por lo que los Reyes Católicos querrán que permanezca a su lado. Pero finalmente, Juana partirá hacia Flandes para reunirse con su esposo.

En 1504, muere Isabel I de Castilla, y en su testamento, como ya se había dicho anteriormente, nombra a Juana Reina propietaria de Castilla, encargándose Fernando de la regencia mientras esta regresaba, junto a Felipe, de Flandes. En la Concordia de Salamanca, se acuerda este reparto de poder entre Juana y Felipe, y Fernando.

En 1506, llegan Juana y Felipe. Felipe había incidido en el estado mental de Juana para incapacitarla y así hacerse con el trono. Él y Maximiliano también habían intentado hacer que Juana firmara unos documentos para desbancar a Fernando pero Juana se va a negar, ya que no quiere hacer nada que pueda dañar a su padre. Se ve aquí la importancia de la lealtad a la familia que se le había inculcado a Juana desde pequeña. Aun así Fernando se negará a verla y no hará nada ante la acción de Felipe de incapacitarla. La causa más probable de esta negativa puede ser que  había muchos nobles castellanos que apoyaban a Felipe, mientras que Juana no tenía apenas apoyo. Finalmente, en la Concordia de Villafáfila, Fernando se retirará a Aragón y Felipe será proclamado Rey de Castilla en las Cortes de Valladolid. Pero poco tiempo después, morirá a causa de beber agua muy fría tras un partido de pelota, aunque no faltan los rumores de envenenamiento. Se manda entonces llamar a Fernando para ser regente de Castilla, por orden del Cardenal Cisneros. La muerte de Felipe agrava el comportamiento de Juana. Aumentan los rumores sobre su estado de locura, sobre todo cuando decide trasladar el cuerpo de su esposo desde Burgos a Granada, viajando siempre de noche y acompañada de clérigos, sirvientes, nobles, soldados, etc.

En 1509, Juana es llevada a Tordesillas para ser recluida por orden de Fernando, y posteriormente, del hijo de Juana, Carlos. Esto es debido, por una parte, al crecimiento de sus problemas mentales, y por otra parte, al temor de Fernando a la formación de un partido nobiliario en torno a su hija, que la reconociese como soberana legitima de Castilla. Juana sufrió 46 años de reclusión forzosa. Junto a ella estaba su hija Catalina, que se terminará marchando para desposarse. Se dice que fueron ninguneadas y maltratadas por sus servidores, especialmente por el Marqués de Denia. Juana mantiene en el monasterio de Santa Clara (cercano a Tordesillas) a Felipe sin enterrar (hasta su traslado a Granada en 1525), para impedir de algún modo que la volviesen a casar y así asegurar el trono a su hijo Carlos. Aquí vuelve a estar presente esa lealtad a la familia.


En 1516, muere Fernando, y Juana se convierte en Reina nominal de Aragón, aunque había ciertas instituciones que no la reconocían como tal, situación que aprovechó su hijo Carlos para hacerse con la Corona. Por tanto, Carlos y Juana correinaron en Castilla y Aragón oficialmente, ya que Juana nunca había sido declarada incapaz por las Cortes Castellanas. Esto se reflejará en los documentos oficiales, en los que aparecía el nombre de Juana en primer lugar.

En 1520, se produce el Movimiento Comunero, en el que Juana será una figura clave, ya que este movimiento la reconocía como soberana, en su lucha contra Carlos I. En este asunto, Juana actuó de una manera sorprendentemente cuerda y prudente. Juan de Padilla se entrevistó con ella y parecía que su causa era legitimada por Juana, por lo que a partir de ese momento, el objetivo de los comuneros sería demostrar que Juana no estaba loca, y que todo había sido un complot desde 1506 para apartarla del poder. Sin embargo, cuando le piden a la reina no solo palabras sino documentos oficiales con su firma, esta se negará rotundamente. A finales de 1520, el ejército imperial entra en Tordesillas, recuperando su cargo el Marqués de Denia.

La vida de Juana se irá deteriorando progresivamente, tanto mental como físicamente, hasta su muerte en 1555.

En conclusión, Juana fue una reina que no pudo reinar. Nominalmente, fue la primera reina de lo que hoy en día sería España, y fue una figura clave del Movimiento Comunero. En cuanto a su locura, seguramente tendría episodios psicóticos reales, aunque muchos otros simplemente serían una forma de hacer valer su voluntad, y si para ello tenía que tomar medidas “drásticas”, pues así lo haría.

DOCUMENTACIÓN
-http://www.rtve.es/alacarta/videos/mujeres-en-la-historia/mujeres-historia-juana-loca/844397/
-http://es.wikipedia.org/wiki/Juana_I_de_Castilla
-http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juana_laloca.htm
-http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/personajes/5671.htm
-http://www.cervantesvirtual.com/bib/historia/monarquia/juana.shtml

IMÁGENES
-http://destylou-historia.blogspot.com.es/2010/08/juana-la-loca-la-reina-cautiva.html
-http://www.tordesillas.net/webs/inicio.php?cat=1&cont=3&id=607&orden=0&cat_ref=8&cont_ref=1&id_ref=197

lunes, 11 de marzo de 2013

Los consejos - Sistema polisinodial

Los consejos y sus funciones




Los Consejos de la Monarquía Española tienen sus orígenes en la Edad Media ( en Castilla, Aragón y Navarra). Durante la Edad Moderna (XVI-XVIII) su importancia se ve mucho más presente por las primeras reformas en el reinado de los Reyes Católicos.
El sistema desarrollado en esa época era polisinodial, esto quiere decir que por medio de los consejos se gobernaba.
Los consejos se definen como reuniones de notables y en ocasiones de cleros (Consejo de la Inquisición), los cuales aconsejaban al rey para la toma de decisiones en el reino. El rey tenía al final siempre la última palabra. En algunos Consejos al principio contaban con académicos, expertos en ciertos asuntos, con el paso del tiempo el número de estos miembros fue aumentando.
Con el aumento del poder territorial fue necesario el inicio de una centralización administrativa de la monarquía. Los consejos fueron imprescindibles durante los siglos XVI-XVII.
Los consejos se pueden dividir en dos bloques: Consejos territoriales y Consejos temáticos.
La formación de los consejos territoriales eran necesarios, ya que el reino era muy extenso y cada determinado territorio tenía diferentes problemas y necesidades. Durante la época moderna la monarquía española contaba esencialmente con 8 consejos territoriales:

·         Consejo Real de Castilla ( dentro de este consejo se encontraba también el consejo de ordenes militares, el consejo de cruzada y el consejo de hacienda)

·         Consejo Real de Aragón

·         Consejo de Navarra

·         Consejos de Cámara de Castilla e Indias

·         Consejo de Indias

·         Consejo de Italia

·         Consejo de Flandes

·         Consejo de Portugal

Los consejos temáticos se encargaban de problemas específicos que surgían en todo el territorio del reino.
El Consejo de Estado contaba con miembros de alto rango de la nobleza y clero. Las funciones de este consejo eran los asuntos externos, ya que muchos de los miembros contaban con contactos internacionales, quienes los mantenían informados.
El Consejo de Guerra estaba constituido por Juntas, específicamente la Junta Armadas y Galeras. Al igual que por el capitán general de la Artillería, el comisario general de la Infantería y Caballeria. Y por último las secretarías de Mar y Tierra.
Como el mismo nombre lo dice, el consejo de guerra se encargaba de temas administrativos militares y navales.
Finalmente el Consejo de la Inquisición, el cuál fue uno de los más importantes y en parte, de los más temidos en el reino, ya que trataban cuestiones de fe y casos de sodomía, bigamia, hechicería, entre otros. Este consejo lo constituían de seis a diez miembros nombrados personalmente por el rey.

En el periodo “Ilustrado” (1700 – 1800), fue el inicio de la caída del sistema polisinodial, el cual era, como ya antes mencionado, conocido por el sistema de Consejos.
El sistema comienza a desaparecer en el siglo XIX. Es así como inicia el Consejo de ministros. Dicho consejo se encargaba de muchas de las funciones de los anteriores consejos de forma más eficaz.



Fuentes:
http://xvxiv.blogspot.com.es/2011/05/organizacion-de-la-monarquia-hispanica.html
Wikipedia


martes, 5 de marzo de 2013

Inquisición

Entre el final del reinado de Carlos I y el comienzo del de Felipe II, se cambió la actitud ante las corrientes intelectuales europeas debido a la victoria de la Reforma protestante, que hizo que aumentara de gran manera la intolerancia religiosa. La ortodoxia católica se asentó en España, donde tuvo un papel fundamental la Inquisición.
Este tribunal eclesiástico, establecido por los Reyes Católicos con el fin de conseguir la unidad religiosa, se ocupaba de que en España solo se practicara el catolicismo. A diferencia de lo que ocurría en el Imperio Otomano, donde había tolerancia religiosa, en España se perseguía y se condenaba cualquier manifestación hereje.



Aún habiendo en muchos casos solo sospechas, normalmente se retenía a los acusados y se les torturaba en prisión mientras se investigaba su conducta. Aquellos que confesaban por ''voluntad propia'' sufrían unos castigos menores que aquellos que se negaban a confesar.
La Inquisición se caracterizaba, entre otras muchas cosas, por la crueldad de las torturas (flagelación, la cuerda, ''cura de agua'' etc).



El acusado podía ser absuelto de manera plena o parcial, o condenado (prisión, quemado en la hoguera, etc). Estas condenas se leían y efectuaban en un acto solemne: el auto de fe.


                                               La Santa Inquisición y la tortura



Fuentes: Jaime Alvar Ezquerra: Diccionario de Historia de España
http://historiasdelahistoria.com/2009/10/19/las-torturas-de-la-inquisicion
Wikipedia