viernes, 24 de mayo de 2013

El Imperio Ruso y la Guerra de Crimea

Imperio Ruso y Europa

Napoleón invadiría Rusia en 1812. El comandante estaba seguro de su triunfo, pero no contaba con la resistencia de los rusos, el invierno en sus tierras, y la política de tierra quemada (destruir todo lo que pudiera ser útil para el enemigo), que les acabaría conduciendo a una eminente derrota.
Después de este triunfo por parte de los rusos, se reconocía a Alejandro I como el salvador de Europa. El papel del zar en el Congreso de Viena, donde se hizo con parte de Polonia, Finlandia y Besarabia, fue clave y aseguró la influencia rusa en Europa.



Situación interna antes de la guerra

El zar Alejandro I moriría el 1 de diciembre de 1825, dejando paso a su sucesor Nicolás I.

Economía: Se explotó a los siervos con el fin de aumentar la producción de trigo, hecho que se consiguió en buena medida. Sin embargo, la economía rusa no gozaba de una gran situación, y tenía un gran dilema: si se quería desarrollo, había que liberar a los siervos y aceptar lo que eso conllevaba (cambiar el modelo de producción feudal, en crisis, por el modelo de producción capitalista, en auge).
Aún sabiendo esto, Nicolás I no se atrevió a hacer ninguna reforma.

Comercio: El comercio exterior fue lo único que no experimentó crisis, ya que la balanza comercial fue positiva. Sin embargo, los transportes deficientes y la situación monetaria (la circulación de moneda era abundante en ciudades, pero nula en el campo) hicieron que el comercio interior apenas estuviera desarrollado.

Industria: Rusia practicaba el proteccionismo, por lo que muchos talleres se acabaron transformando en fábricas al querer hacer competencia a los productos extranjeros.

Débil sistema de transportes: Por ese entonces, el transporte en Rusia era medieval: vela, remo y carreta. Mientras las líneas de ferrocarril ya cubrían gran parte de Europa, en Rusia, el zar se mostraba negativo a su explotación. La primera línea (S.Petersburgo - Pavlosk) sería solo inaugurada en 1839.

Sociedad: La población era totalmente rural (solo 6 de cada 100 vivían en ciudades), y vivía sometida a la nobleza territorial y al Estado. El proceso era el siguiente: El Estado adjudicaba campesinos a un terrateniente, y este disponía plenamente de ellos a cambio de que vigilase que pagaran sus impuestos.

Desarrollo de ideas abolicionistas: Hartos de su situación, los campesinos empezaron a sublevarse. Por otro lado, los intelectuales se dividieron en 2 grupos: Los eslavófilos, que se mostraban negativos al capitalismo y querían la vuelta a los tiempos anteriores a Pedro el grande, y los occidentalistas, nobles progresistas que veían como Europa se desarrollaba mientras Rusia se quedaba anclada en el feudalismo.

Imperio Ruso y Guerra de Crimea

Unos 10 años antes de la guerra, el rechazo hacia el Imperio Ruso en Europa aumentó, incluso por parte de los griegos, a los que habían ayudado a conseguir su independencia. En la prensa occidental se destacaba el deseo de Rusia de hacerse con Constantinopla, pero en realidad, este no era el principal objetivo del zar.

Nicolás I quería asegurar sus fronteras del sur, garantizar su influencia en los Balcanes, y lo más importante de todo: establecer el control bajo los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, con gran importancia militar y económica.
Después de haber conseguido la hegemonía naval tanto en el Mar Negro como en el Báltico, a Rusia solo le faltaba un acceso al Mediterráneo, lo que conseguiría al arrebatar los estrechos del Bósforo y los Dardanelos a los turcos.



A pesar de que estas eran las verdaderas causas, la disculpa del ataque fue religiosa: El zar exigió que Turquía reconociera el protectorado ruso sobre los pueblos ortodoxos dentro de su territorio, pero el sultán se negó y Nicolás I declaró la guerra.
El zar tenía claro que los turcos se negarían, pero este riesgo estaba calculado: quería la guerra porque estaba seguro de que la ganaría, y de que las demás potencias no participarían. Pero Gran Bretaña y Francia no se podían permitir el triunfo de Rusia debido, sobre todo, a sus intereses con colonias africanas y Oriente Medio.

Además, al declarar la guerra, el zar tampoco tuvo en cuenta la mala situación interior del país.
El descontento era general, sobre todo por parte de los comerciantes rusos, ya que, debido al proteccionismo que se practicaba allí, Gran Bretaña había pasado a comprar cereales a Turquía, Valaquia y Moldavia. A esto se le sumó la mala infraestructura del país, la necesidad de unas comunicaciones modernas, lo que se notó sobre todo cuando Austria entró en la guerra: el zar tenía un gran ejército, pero no lo podía movilizar debido a la falta de ferrocarriles.
Como consecuencia, los sitiados en Sebastopol no pudieron resistir más sin refuerzos y después de un año, los aliados se hicieron con él.

Nikolai I moriría poco antes de acabar la guerra, y su sucesor, Alejandro II, fue el que tuvo que firmar la paz. La cláusula más gravosa para Rusia de los Cuatro Puntos de Viena era el establecimiento de la neutralidad del Mar Negro, lo que les incapacitaba a mantener una flota en esas cálidas aguas (muy importante para los rusos teniendo en cuenta el estado de sus aguas la mayor parte del año debido a la climatología).
Además, se perdió la hegemonía, muy ligada a la industria y capacidad militar, en lo que destacaban Francia y G.Bretaña.

Situación después de la guerra

El nuevo zar, Alejandro II, tenía otros planes para su política, y finalmente, decidió acabar con el feudalismo.
La primera medida que llevó a cabo fue el establecimiento del servicio militar obligatorio, lo que significaba la igualdad de todos los ciudadanos, y con ello, la abolición de la servidumbre.
Otra medida importante fue la modernización de algunas instituciones: Se consiguió una mayor autonomía local estableciendo los Zemstvos, unas asambleas dedicadas a recoger impuestos, mantener en buen estado las carreteras, aspectos sanitarios e instrucción pública entre otras cosas.
También se debe destacar la mayor libertad que se otorgó a las universidades, ya que ahora había autonomía para elegir al rector y decano. Pero lo más importante fue la incorporación de hijos de funcionarios y campesinos a los estudios universitarios, hasta ese entonces, solo accesibles para los nobles.

Aunque el capitalismo se comenzó a desarrollar en libertad, y hubo un pequeño impulso económico gracias a la construcción de ferrocarriles y la producción de petróleo, en el campo social la modernización no llegó muy lejos por los importantes restos de feudalismo que quedaban.

Bibliografía: 
Rusia en el siglo XIX. Enrique Bienzobas Castaño.
Las relaciones internacionales en el ámbito europeo hasta 1914. Carmen Cortés Salinas. 
Sto velikij voin. Boris Sokolov.

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